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Martes, 07 de Octubre 2025, 17:45h
Tiempo de lectura: 3 min
La fuerza de una mujer engañada es el origen de uno de los mayores imperios editoriales y mediáticos de Europa. Anna Magdalena Lemminger descubrió que su marido, Franz Burda, estaba liado con otra mujer y que incluso tenía un hijo con ella. Lo agarró de las solapas y lo obligó a permitirle hacer la revista que ella quería hacer y que él se negaba a publicar.
Franz Burda había heredado una imprenta de su padre en Offenburg, Alemania. Imprimía libros escolares, sellos de correos y distintas publicaciones. No le iba mal. Su mujer le había planteado publicar una revista para mujeres, que les ayudara a confeccionar ropa asequible. Pero él se negó. Cuando ella se enteró de que le engañaba con Elfriede Beuer, una de sus empleadas, Anna le presionó y logró sacar adelante su revista.
Anna se cambió el nombre a Aenne e inventó Burda Moden, una publicación para que las mujeres se hicieran la ropa en casa y se vistieran imitando a las actrices del momento. La revista se publicó en 1950 y pronto incluyó instrucciones y patrones de costura, una innovación que gustó mucho a las compradoras de la revista. Fue un éxito inmediato en la Alemania que resucitaba tras la Segunda Guerra Mundial. Había ganas de presumir y poco dinero, Burda Moden les permitía ir a la moda, imitar a las actrices de éxito, sentirse guapas.
La revista se vendía bien. Pronto llegó al millón de ejemplares. Y además revoluciónó la industria editorial de la moda. Se convirtió en la primera revista occidental que se se editó en la URSS. Incluso organizó un desfile en Moscú en el que participaron top models como Christy Turlington, artistas del circo de Moscú y bailarines del Bolshoi.
Su expansión era imparable. En los años 90 la revista llegó incluso a China. Se publicaba en ocho idiomas y en más de cien países. «Quise ofrecer una moda al alcance de amplios círculos de la población», explicó Aenne Burda. Acertó. Democratizó la moda. Permitió que mujeres sin mucho dinero vistieran prendas atractivas, fáciles de coser cuando todavía no existía el prêt à porter. Y no solo eso. Desarrolló un estudio pormenorizado de las tallas y revolucionó las publicaciones femeninas al darle protagonismo a la fotografía: Anne contrataba personalmente a los fotógrafos y durante los 45 años que estuvo al frente de la revista lo supervisaba todo.
De ella dijo su compatriota Karl Lagerfeld: «Aenne fue una mujer de su tiempo y no era una época fácil para ser mujer».
La creadora de Burda Moden murió a los 96 años y a su multitudinario funeral acudieron personalidades de mundo de la moda y la comunicación. Su imperio sigue vivo a través de su hijo Hubert, cabeza de Hubert Burda Media, una gran compañía que agrupa cabeceras como Focus, Bunte, Das Haus o InStyle, a un total de 250 títulos.
Lo que empezó como la idea de una mujer emprendedora en la posguerra alemana es hoy una gran empresa que factura 1.850 millones de euros.