
Zaragoza, sede de la Copa del Mundo 2025
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Zaragoza, sede de la Copa del Mundo 2025
Todos en el mundillo hablan de ellos. Lo ganan todo: 40 veces campeones de España en distintas modalidades. Más de 240.000 seguidores en TikTok, casi 100.000 en Instagram. Tienen camisetas con su logo y una luz de neón colgada en la pared con su nombre de batalla: los García. Ha pasado ya una década de su primera competición –hoy, Borja tiene 20 años; su hermano Álvaro, 23– y desde que se dedican profesionalmente a esto son imbatibles. Solo hay un pero.
Los García son invencibles, sí, aunque en la modalidad de futbolín de dos piernas: esa tan célebre en España y prácticamente desconocida más allá de nuestras fronteras, donde los muñecos tienen las piernas unidas. También hay diferencia en la disposición de los jugadores: más delanteros y defensas, menos en el mediocampo en la versión española. «El juego de dos piernas es mucho más dinámico, más entretenido. También requiere más fuerza y te desgastas más físicamente en los torneos», explica Álvaro. Verlos en acción impresiona: la pelota a menudo ni se ve: puede alcanzar los 120 kilómetros hora. «A cambio, el juego de una pierna es más mental, más de estrategia», añaden. Y para dar el salto a competiciones internacionales hay que dominarlo.
En ello están ahora los García: llevan ahora un año y medio entrenando en esta modalidad. «Ya hemos participado incluso en muchas competiciones internacionales, pero en España. Este verano iremos a Alemania», explica Borja, delantero del equipo. Su hermano, portero, añade: «¡Jugaremos contra gente que ha ganado mundiales! No será fácil, pero intentaremos ir preparados». Esta modalidad del futbolín de una pierna «en España –explican– se juega en Madrid y alrededores, sobre todo». También en Canarias o el País Vasco. Pero en el resto del territorio triunfa el futbolín de dos piernas. Una peculiaridad que tiene su explicación histórica.
A menudo se oye decir que el futbolín es un invento español. ¿Cierto? Con matices importantes. A finales del siglo XIX aparecen ya patentes de juegos similares en Inglaterra, Francia y Alemania. Y, en 1923, una patente británica recoge un modelo prácticamente igual a los anteriores. El invento español es posterior. Alejandro Finisterre –nacido en 1919– fue «poeta, editor e inventor del futbolín», según recoge la ficha que le dedica la Real Academia de Historia española. Alejandro resultó herido en un bombardeo en Madrid durante la Guerra Civil. Hospitalizado en Barcelona, se encontró con muchos niños heridos como él que no podían jugar al fútbol. E inventó el futbolín de dos piernas, que, según su relato, patentó en 1937.
Los papeles se perdieron durante su exilio en Francia, pero el juego se extendió rápidamente por la península. Y así nació la 'excepción ibérica' del futbolín. Tras una vida de película –que incluye una amistad con el Che Guevara o uno de los primeros secuestros aéreos, que él mismo llevó a cabo con una falsa bomba para librarse de la Policía franquista, que pretendía traerlo de vuelta a España desde Ecuador–, Alejandro volvió a nuestro país durante la Transición y se encontró con que su invento se había extendido notablemente.
«Hoy hay ya más de 12.000 jugadores federados en España», explica Tomas Fernández, presidente de la Federación Española de Futbolín. Pero en el nivel ya top hay 900. Son los jugadores profesionales. «Esto significa que deben entrenar una hora o 90 minutos al día, que una vez a la semana quedan en su club para jugar con el resto del equipo y recibir indicaciones de los entrenadores. Que estos, para obtener su título, tienen que estudiar y aprobar un examen, igual que los árbitros. Y los jugadores, si quieren puntuar en el ranking nacional, tienen que viajar de torneo en torneo. E intentar ser los mejores y jugar ya internacionalmente». Todo está reglado.
Además de los campeonatos regionales y nacionales, como la Liga en España, cada año se juega la Champions a nivel internacional: de ahí sale el campeón de campeones. Y cada dos años se juega el Mundial de Naciones. Entre los logros de la Federación Española está el haber traído a Zaragoza la Copa del Mundo de 2025 de futbolín. Un millar de jugadores de 45 nacionalidades se darán cita en torno a decenas de mesas. Antes, en octubre próximo, Monzón (Huesca) acogerá otra importante ronda clasificatoria internacional cuya final de oro se jugará en Alemania antes del Mundial: «Seis jugadores de todo el mundo que se disputan 250.000 euros –explica Tomás Fernández–. También tenemos el torneo de Las Vegas, que son 200.000 euros». Cifras elevadísimas que distan mucho de lo habitual. «En los nacionales, un primer premio puede estar entre 1500 o 2000 euros por pareja».
Aficionados y, sobre todo, profesionales reclaman que el futbolín sea considerado un deporte oficial en España. Algo que ya ocurre en países como Suiza, Austria, Eslovenia, China o Arabia Saudí. Trabajan por que el reconocimiento llegue antes de la Copa del Mundo de 2025. «Hemos evolucionado mucho. Hemos sacado el futbolín del bar y lo hemos llevado a pabellones de deporte», explica Jordan González Reboso, actual entrenador de la selección española. Él ficha a sus jugadores en la final de España. «Yo soy el seleccionador de la modalidad de una sola pierna, selección formada actualmente por seis jugadores», cuenta Jordan, que también compite a título personal y ocupa el quinto puesto en el ranking individual. «Antes de una competición importante llegamos a entrenar veinte horas semanales. Es muy importante hacerlo en equipo, para que vayan ejecutando las jugadas y técnicas que han entrenado a nivel individual –explica–. Esto es un deporte en toda regla: necesitas buena capacidad física para aguantar tres días de campeonato y control mental. Mucha técnica, trabajo en equipo…». Dicho queda.