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Desayuno de domingo con... Luisa Gavasa: «¡Ligo un montón, sí! Soy disfrutona y me considero una mujer maduro-atractiva»

Zaragoza, 1951. Soy actriz y, aunque no soy cantante, también canto. Estreno en cines Caigan las rosas blancas, rodada en Brasil, y en el Teatro Marquina (Madrid) soy Chavela Vargas. Un honor mayor para mí. 

Miércoles, 16 de Abril 2025, 14:22h

Tiempo de lectura: 3 min

XLSemanal. En Caigan las rosas blancas es usted un vampiro justiciero... ¡En menudo lío de película se ha metido!

Luisa Gavasa. ¡No lo sé! [Ríe]. Sé que entré en una selva, me reí muchísimo, había monos aulladores, cascadas, mariposas azules bellísimas… Y sí, era una vampiresa... vegetariana.

«¡Si supierais lo bien que lo pasamos con los personajes dramáticos! Esto solo lo entienden los actores: es como el gozo en el dolor, y no soy masoquista»

XL. Road movie argentina de vanguardia, inclasificable: cine erótico, pop y filosófico, con guiños a Foucault… La propia directora, Albertina Carri, la define como «una película mutante».

L.G. No sabría definirla [ríe]. También habla de la conquista de América, del feminismo, del vampirismo… Albertina me llamó dos veces. La primera me pilló rodando. Y cuando tocan dos veces a tu puerta hay que ir.

XL. Ahora, en el teatro, representa los tres últimos días de vida de Chavela Vargas.

L.G. Regresar a los escenarios con Chavela, la última chamana, es un regalo para cualquier actriz. Si mi carrera terminase con esta función, sería un broche de oro estupendo.

XL. ¿Morirse cada noche durante hora y media le está pasando factura?

L.G. Es muy agotador porque todos los días me enfrento con 'la pelona' y me veo en el umbral de la vida y la muerte, lo cual me hace reflexionar, sí.   

XL. Pero si acaba de cumplir 74 años y creo que liga un montón.

L.G. ¡Un montón, sí! [ríe]. Me considero una mujer 'maduro-atractiva' y, como soy muy disfrutona, tengo mucho sentido del humor y alegría de la vida, atraigo a los hombres [ríe]. ¡Vamos a tomarnos las cosas con humor! 

XL. Pues sus mayores éxitos son auténticos dramones: París 70 (150 premios de aquí y de fuera) trataba el alzhéimer; La novia (recibió un Goya), la pérdida de un hijo; El maestro que prometió el mar (nominada al Goya), los que siguen en las fosas comunes… Usted trabaja para sufrir porque la vida le sonríe.

L.G. ¡Ja, ja, ja! ¡Si supierais lo bien que lo pasamos con los personajes dramáticos! Esto solo lo entienden los actores: es como el gozo en el dolor, y no soy masoquista, pero tengo ese punto lorquiano. Hacer de Chavela no es ninguna alegría, pero el gozo interno de interpretarla no está escrito.

XL. Digamos la verdad: grande grandísima, pero yo la conocí: seca y antipática también.

L.G. Te creo [ríe]. La 'machirula' era tremenda, era un tío en un cuerpo de mujer: podía ser violenta, antipática, mentirosa, seductora… Tenía un carácter de ¡agárrate, lorito!, pero con un gran sentido del humor.

Ay, qué vicio...

«Un descafeinado y una tostada de pan de masa madre con aceite de oliva virgen, de Jaén o de Córdoba, con buenísimo jamón de bellota. En esto soy muy viciosa».